Calidez y silencio se unen en un paisaje memorable para un momento tan especial. La falta de luz por el ocaso entrante dificulta las tomas, pero es aprovechado para crear un ambienteLeer más…
Un centenar de ocasos
Parecieron mil los años transcurridos, pero no fueron mas que unos centenares de ocasos y amaneceres. Sólo hubo intentos de resarcir la ausencia. Ahora, nuevas ideas, junto con tecnología adquirida, obligan a volver a este inmenso Universo.
Así fue Venecia
Cada rincón, cada piedra y cada ladrillo apilados uno sobre otro formando aquellas fachadas cetenarias, cada onda del agua que llenan los canales, cada ventana, mirador y cada puerta hechas de esa madera que parece sobrevivir al ambiente empapado de colores ocres y verdes turquesa, Así es Venecia, así fue Venecia…
El último atardecer antes del fin del mundo Maya
Si este es el último atardecer, quizás merecerá la pena que mañana sea el fin del mundo… Ya no hacen falta más atardeceres…
La moneda de la muesca en el canto
Dos días estuvo buscando en los alrededores de su humilde hogar la moneda que cayó de su bolsillo. Era una moneda especial, dorada y con una muesca en el canto. Gistor la tenía desde pequeño, y la guardaba para un momento especial. Él sabía que ese momento llegó el día que pudo usarla para hacer la llamada que salvaría la vida de su amigo Kolt. Pocos días después de la tragedia, Gistor encontró la moneda en el bolsillo de la chaqueta ensangrentada de su amigo. Gistor, quizás ahogado en su sentimiento de culpa, enfermó de juicio. Sin embargo, ninguno de los dos podía saber que la moneda nunca serviría para realizar la llamada en la cabina de la calle 5ª, esa muesca del canto lo impedía.
Luna y vencejo
Una cámara en el Museo Salzillo
Mayo de 2012. El Museo Salzillo de Murcia abre sus puertas y permite la entrada con cámaras. Aprovecho pues.
Musical Portraits
Mediados de los años 90, época de cámara de 35 mm y revelado en blanco y negro. En esta época empezaron mis primeros reportajes fotográficos más serios, a los que ponía empeño e ilusión, y fue el inicio de mi predilección por la fotografía de retrato.
Ningún objetivo
Primera experiencia en la fotografía estenopéica o pinhole. Un simple agujero en la tapa del cuerpo, sin ningún objetivo.
Hicimos lo que pudimos
“Lo siento, hicimos lo que pudimos”. Pero a mí, algo me parecía extraño. En aquel momento no pude darme cuenta, pero en cuanto vi el cuerpo inerte sobre la camilla, lo tuve claro. Quise acordarme de lo ocurrido, pero algo me lo impedía. En un instante dejé de sentir el blanco habitáculo de la ambulancia, y el intenso gris del cielo nublado lo invadió todo. A lo lejos pude observar mi automóvil en el fondo del barranco. Fue lo último que vi, después de eso, nada más.